Es una serie regular, no una obra maestra ni la mejor serie del año Netflix como muchos indican. Muy por debajo de series como Dark, el departamento de marketing de Netflix hizo su trabajo muy bien.
Es una historia lineal muy básica y plana con muy pocos destellos. El desarrollo de personajes es casi nulo, y digo casi por que solo existe desarrollo en el personaje central(Beth), un desarrollo nuevamente muy lineal plano y predecible, dejando de lado otros arcos argumentales que podrían haber enriquecido a la serie como el de su madre adoptiva, el conserje, de la amiga o de ella misma (tal vez sexualidad, abusos, carencias, inseguridades, etc.).
El tema de las adicciones es visto muy superficialmente y hasta"fashion".
Quizá disfruten mucho esta serie quienes gusten del ajedrez, no los que saben jugarlo sino los casi pros. que saben de jugadas y estrategias por que eso si se ve y mucho una y otra vez, partida tras partida. En lo personal el que le den el toque casi biográfico a un personaje que luego me enteré es ficticio le quito muchísimo a la serie. Me hubiera gustado que el personaje mínimo hubiera estado basado en alguien real para averiguar por mi mismo qué pasó con algunas cosas que no explican en la historia o que pasó con el "después de", pero no, es mera ficción.
Don Bluth nos entregó en 1989 una de las cintas más emotivas de su catálogo fílmico.
"All Dogs Go to Heaven" (Todos los perros van al cielo) nos ofrece una historia donde el ambiente de los perros callejeros se convierte en una analogía con el mundo gangsteril.
Su excelente animación, su entretenida y conmovedora historia y sus carismáticos personajes, principalmente Charlie B. Barkin, el perro pastor, hacen de esta cinta una producción inolvidable.
Un relato de reivindicación, en el que Ana-María, la niña huérfana, funciona como móvil para el cambio de Barkin.
Definitivamente, un clásico animado que vale la pena volver a ver.
Todos los perros van al cielo, 1989.
Léo (Félix Maritaud) tiene 22 años y vende su cuerpo por un poco de dinero. Los hombres van y vienen, y él se encuentra a sí mismo buscando el afecto en cualquier lugar donde pueda obtenerlo. No sabe qué le deparará el futuro.
La escena de apertura de esta pelicula parece indicarnos que estamos ante un film de realismo social que tendrá a un joven chapero de 22 años, Léo (Félix Maritaud), como protagonista. Pero luego la historia nos muestra otra realidad. Lejos de un drama al uso con un eje narrativo claro, Sauvage se despliega como un retrato íntimo de Léo configurado a través de una serie de encuentros sexuales heterodoxos que imposibilitan leer la película con un mismo significado en torno a la prostitución, en este caso, masculina.
En su trabajo, Léo desliga el sexo del amor, pero no del cariño. El personaje encarna una masculinidad a contracorriente, que no teme mostrase afectuosa y vulnerable. Léo ama sin miedo a uno de sus colegas, vive al día y rechaza cualquier atadura. El Director plasma con conocimiento de causa el entorno por el que se mueve el protagonista. Pero no idealiza la vida en los márgenes, que empieza a pasarle factura al personaje. Franca, intensa y emotiva, Sauvage transmite, a través de su espléndido protagonista, una vitalidad frágil e indomable.
