Espejo en la Luna que se puede "ver" desde la Tierra
Rodeado de pisadas, sobre el polvo lunar, descansa un panel de unos 60 cm de ancho recubierto por 100 espejos apuntando a la Tierra: la "matriz retrorreflectora de medición láser lunar". Los astronautas del Apolo 11 Buzz Aldrin y Neil Armstrong la colocaron allí el 21 de Julio de 1969, una hora antes del fin de su último paseo lunar. Es el único experimento científico del Apolo que aún funciona.
Funciona de esta manera: un pulso de láser es lanzado desde un telescopio en la Tierra; éste cruza la distancia Tierra-Luna, e impacta en la matriz. Como los espejos son reflectores cúbicos, envían el pulso de vuelta en la misma dirección en que llegó. "Es como golpear con una pelota en la esquina de una pista de squash", explica el profesor de física Carroll Alley. De vuelta a la Tierra, los telescopios interceptan el pulso de retorno, "usualmente sólo un fotón", afirma asombrado.
El Dr. Brett Kagan, de la compañía Cortical Labs, publicó una investigación en la revista especializada Neuron, en el cual afirma haber creado el primer cerebro "consciente" cultivado.
Los investigadores cultivaron in vitro 800 mil células cerebrales de humano y ratón en un laboratorio, con el objetivo de que aprendieran a jugar el videojuego Pong.
El “mini-cerebro” se conectó al videojuego a través de electrodos, y el artículo asegura que las neuronas aprendieron a jugar en 5 minutos, aunque sin conciencia, y a menudo fallaba la pelota, pero su tasa de éxito estaba muy por encima del azar, relató el Dr. Brett Kagan.
Dentro del gremio médico, otros expertos aseguran que afirmar que se ha creado el primer cerebro “consciente” es exagerado, aunque sí muestra resultados emocionantes.
El primer autómata del mundo fue ensamblado en la época de Luis XVI (en 1773), por el relojero suizo Pierre Jaquet-Droz, a quien le tomó 20 meses de duro trabajo realizarlo. Su nombre es "The Writing Boy", y a primera vista parece un juguete: es un pequeño muñeco de madera con una cabeza de porcelana.
El "niño" está descalzo y tiene una pluma de ganso en la mano. Sin embargo, dentro del muñeco hay una verdadera maravilla del pensamiento de la ingeniería: 6,000 piezas móviles operan un mecanismo de escritura.
Lo primero que escribe es: "mi inventor es Jaquet-Droz".
La primera presentación tuvo lugar en París en 1774 y provocó el asombro en la corte del rey Luis XVI.